¿Es manipulador tan solo el científico que manipula sus datos de forma consciente? ¿O más bien el hecho de manipular otra cosa que no sean datos o de hacerlo de una forma menos que consciente es tan solo una excusa para no ver la manipulación como un hecho tan extendido que podría implicarnos a todos los que queremos saber?
Si distinguimos la hermenéutica del análisis y llegamos a percibir la manipulación como un aspecto de la hermenéutica, que toma lo que lee para darse un sentido a ella misma, entonces vemos que preguntar, sobre todo si se trata de hacer una pregunta cerrada, es una manipulación en ciernes: ella determina ya parcialmente la forma de la respuesta. ¿Por qué? Porque ya sabe o al menos intuye qué es lo que quiere escuchar o encontrar.
El científico manipula porque ve. Ve y quizás no sabe cuánto; o cree que ve más y más lejos donde realmente está viendo lo que ya era conocido por otro significante o en otro sistema y en otro real; pero siempre ve menos de lo que ve si no se ve él mismo en lo que ve. Algo de él está plasmado en su invención o descubrimiento, pero eso tiene un valor totalmente distinto del que tiene inventarse en el objeto o descubrirse en él. El objeto científico no es posible sin la mirada que lo hace objeto ni sin la subjetividad que lo vuelve conocible. Es por eso que Dios es el misterio absoluto: por Dios todo conocimiento queda anonadado, empezando por el teológico, y el sujeto queda atrapado en ese Otro, sujeto a esa nada, a merced de un significante que parece autoconterse. ¿Qué es Dios, sino Dios? (qué es dios, sin odios)
El trabajo del científico se separó muchas veces del discurso religioso, pero no por ello es menos metafísico en su afán de fundamentación. El trabajo científico está apoyado por la fuerza de un discurso que no es suyo, y con esa fuerza apoya lo que busca ver y, por ello, encuentra. Él encuentra lo que busca, y lo que busca es ver si lo que quiere es: si su deseo tiene lugar en la realidad.
Él busca la verdad de su deseo como realidad contrastable y repetible, luego servible y relevante para otros. Esos otros deberán sancionarla con su aceptación de la creencia como verdad científica (entendida como incuestionable). Pero él no sabe hacerse cargo de su deseo de otra forma que no sea su realización como verdad compartida, es decir, objetivada o susceptible de entrar en los circuitos institucionales del saber como objetiva, fija e indudable.
El científico que no se reconoce como sujeto en lo que ve, desconoce la profundidad de su lugar en la visión que construye y que piensa estar solamente describiendo, a la vez que ignora que el resultado de su búsqueda es una consecuencia de su deseo y, sobre todo, de cómo y en qué medida lo conoce y es capaz de asumirlo.
Y es porque a menudo lo desconoce que asistimos a una barbarie, como señaló ya Michel Henry.