Elecciones

Una demanda mal formulada ni deja de ser una demanda ni deja de tener efectos. Si formular es dar forma de enunciado a algo que no estaba escrito, quien formula una demanda podrá estar dándole forma a algún deseo. Y lo que puede suceder cuando no se formula bien es que el deseo al que uno le está dando forma, puede que no sea el suyo.

El mayor logro de un amo es establecer e instituir las condiciones bajo las que el esclavo se sentirá como en su casa aún estando desalojado de sí mismo. Luego no hay mayor goce para el amo que contemplar la disciplinada insignificancia de las demandas de su esclavo: Democracia Real Ya! Insumisión! Indignaos! Consignas escritas para los medios que no visan fines concretos. Significantes de una babel de ciudadanos cuya ausencia de sentido común -es decir, de una lógica semántica común- se traduce en la ausencia del sentido de poder.

Sin el sentido de poder, que no es solamente el poder acampar u okupar o hablar o escribir -que de todos modos se ve amenazado por los que sí tienen sentido del poder autoritario y de su lógica tan informatizada cuanto efectiva-, sin el sentido de poder no hay poder asambleario ni estructuras horizontales de poder ni democracia real. La ausencia de sentido común que se traduce en ausencia del sentido de poder convierte la experiencia transitoria y circense de las acampadas en una demanda fragmentaria, dispersa y en consecuencia inocua donde el poder de las asambleas es un apaciguante imaginario.

El amo está contento. Sus esclavos se mueven y se agitan, hacen efectos especiales con las cadenas que les atan a la casa de su señor. Pero mientras esas cadenas signifiquen pan, cobijo y un sentido para la rebelión, no desearan verdaderamente la libertad como fin. Basta ya!, gritan algunos. Así es. Ya les basta con su servidumbre.

Yo puedo significar muchas cosas con mi voz, pero dejar de estar presente en una elección es como desmigajar el pan común de la democracia real, que no es ni más ni menos que la que se puede o no hacer. Uno puede darles voz a demandas ideales gritando por una democracia real, pero sin sentido de poder y de propiedad de su discurso, ¿qué es sino un muy sumiso ventrílocuo? Su grito en aparencia irreverente es el más dulce tranquilizante del sueño de su amo.

El eje demandante (I)

Cuando una demanda aparece formulada por más de unanalizante en términos coincidentes y orientada por señales de deseo con rasgos comunes, ¿acaso es suficiente el análisis que tiene lugar durante el acto analítico y en el ámbito de consideración de un caso? Aunque la singularidad delanalizante es irreductible -en el doble sentido en que no es menos que una y no es más que una-, puede darse en contextos sociales concretos una comunidad de demanda que se da, por ejemplo, en el contexto o trasfondo referencial común del capitalismo moralizado como recorrido transversal, corte a través de sujetos, delimitación que a-traviesa alguna de sus demandas particulares anundándolas en el rebelarse de una costura. Esto puede pasar por una manfestación en contra de los costes de productos necesarios (los llamados bienes de primera necesidad), o del coste social de medidas de contención (que sin embargo generan con-tensión social).

Para acercarnos a la causa de la contestación social -que de contestación solo tiene el hecho de ser la reacción a las demandas excesivas y perversas de un amo amado-, hay que indagar qué forma aquél recorrido transversal que es la comunidad de demanda (o, simplificando, la demanda común). Del amo amado ha mamado más de uno y, mientras ha mamado, ha amado justamente a quién le ha mandado; pero al haber amado al amo en el sentido perverso que la justicia tiene para él, el amor del esclavo ha sufrido una desinversión: ya no es esclavo sin consciencia de clase, amante orgulloso de su amo, sino que por amor impropio -apego a una libertad cercenada- lucha por su sobrevivencia al lado del amo. Así se entiende el renovado afán por las identidades de marca, el asociativismo al servicio de la empresa y del capital que siempre está en manos de otro, el prestigio de los fondos basura que rascan en la miseria de muchos los dividendos de muy pocos, la dedicación al trabajo como cuestión de honor, el triunfo mismo de los valores imaginarios -prestigio, honor, seguridad- sobre el reconocimiento de la alteridad, la libre responsabilidad, la consciencia de finitud.

(sigue)

Mapa de ilatencia

El mapa de ilatencia es una representación abierta que, en situación de análisis, podría determinarse parcialmente como un grafo que responde a la estructura de la demanda de análisis.♠ El mapa es el objeto, es decir, lo que está delante del proceso de mapeamiento, no necesariamente como resultante y para nada como resultado definitivo o definitorio por exclusión. Un mapa es un texto de complejidad muy variable pero no tan suficientemente determinado como para admitir una lectura unívoca ni tan indeterminado que no fuera legible su anverso. Si se quiere, ese anverso es el primer verso de un poema, ese verso que es la respuesta inicial a una demanda de escritura. Ese anverso es lo que es legible en el mapa, luego colegible. Y de esa collecta, que es otra forma de decir cosecha, resulta la colección de efectos de significantes que es el ritmo mismo del análisis.

El mismo significante colección remite tanto a un conjunto determinado de objetos como al proceso de coligirlos: acumularlos, comprenderlos en una serie, aunarlos, tomarles algún sentido (coligir también significa inferir, que es una operación lógica, discursiva). Uno de los primeros objetos que se colige es la demanda de análisis; en definitiva, se trata del primero que permite reconocer un sentido del proceso de colección y por tanto darle una orientación metodológica a la intervención clínica en un análisis concreto. Intervención tiene aquí el sentido exacto de aquello sin el que la respuesta no lo es verdaderamente porque no está sostenida por un enunciado, corte u otro tipo de intervención, precisamente, que la provoca o enmarca.

Lo que se lee en el anverso del mapa es la respuesta a una demanda de escritura. La intervención clínica tiene como tarea la buena formulación que sostenga la responsabilidad del sujeto que se actúa en la consciencia del carácter de respuesta de su discurso. ¿Respuesta a qué? Eso es lo que hay que leer, pues, lo que está por leer, lo que es latente y por eso nombra como ilatencia a la cara del mapa que se revela a quien pueda observarlo.

El mapa de ilatencia sería, en la situación de análisis, el grafo que a la vez escribe y permite decriptar un segmento del discurso verbal o de la escenificación corporal que significa una demanda específica (recortada de un deseo) y singular (propia de un sujeto). Para una hermenéutica negativa, esa decriptación toma como referencia de la topología el movimiento negativo al sugerido por la figura del mapa de recubrimiento en cuanto grafo de una función sobreyectiva.

Lo negativo de ese movimiento es índice preciso y sutil de un aspecto fundamental de la estructura del sujeto en análisis en cuanto se pone en escena al manifestar bajo forma de una respuesta sin pregunta, una demanda específica.

♠ La ilatencia es la forma como Heidegger entiende el griego aletheia en su seminario sobre Parménides y Heráclito, según la traducción al catalán propuesta por Manuel Carbonell (il·latència).