- Si te quedas donde estás, las cosas pueden cambiar en contra tuyo. En cambio, si te mueves, moverás algo contigo. Incluso puedes mover a alguien a hacer lo mismo u otra cosa. No se sabe. No lo sabes aún. Sobre todo cuando ves que a tu alrededor todo parece tranquilo. Nadie osa hacerlo. Quizás ni tú sepas qué es lo que hay qué hacer. Pero hay esa complicidad que empieza entre tú y alguien o entre alguien y tú. Casi siempre una mirada o un toque, pero también un olor. Os reconocéis o quizás no, o no de esa manera habitual en la que os habéis visto en algún lugar. Habéis “coincidido”, como se suele decir. Ahora, desde la calma, sabes que son varios los momentos oportunos. Aunque te parezca pequeño lo que puede desencadenar tu movimiento, ese movimiento totalmente inesperado para los demás, no dejará de ser grandioso en comparación con el miedo o la resignación callada de los que te rodean. Ves que no son capaces de hacerlo. ¿Puedes hacerlo tú?